Uno de mis recuerdos más bonitos de infancia es cuando en mi pueblo abrieron por primera vez una biblioteca pública. Ese día, todos los niños hicimos cola para tener nuestro carné de biblioteca. Yo conseguí el número 97. Cada semana visitaba ese lugar mágico y secreto, donde aspiraba el olor a papel o a lápices; donde imaginaba y vivía mil aventuras, sin saber que el futuro me tenía reservado un espacio entre sus estanterías. Desde entonces, mi vida ha girado en torno a los libros.

Actualmente ejerzo como docente de Lengua y Literatura, y me encanta crear actividades para que mis chicos y chicas disfruten de esta asignatura y la sientan “viva”. También colaboro en la Red de Bibliotecas Escolares de mi provincia. Además de esto, me gusta bailar, viajar, el deporte, la naturaleza, los animales, el teatro, el cine… En fin, un poco de todo. Igual un día podemos conocernos personalmente.